En la oscuridad de los árboles, la Reina ignoró la advertencia que recibió. Mintió, robó y se rió de todo lo que encontró, asegurándose de que nadie olvidase a la poderosa y noble Reina de Corazones, esa gran amante de las tartaletas.
La Reina de Corazones quería el poder de Durham. Una Sota la avisó y no se arrepintió. La Reina dijo "Que le corten la cabeza" y de un hachazo la cabeza salió volando. Cuando se empezó a pudrir, la Reina dijo que era hora de partir.